Especial Arte a favor de la ecología
Cuidarla depende de todos y de todas.
Por María Mercedes
Me agrada comenzar esta crónica denotando mi alegría porque sé que muchos corazones laten alineados a un mismo sentir. Sobre todo tratándose de un hecho tan actual y global, que es tema de conversación en las miles de lenguas que se hablan en el mundo.
Hago esta afirmación, porque el sábado 12 de marzo decidí aceptar mi auto invitación de ir a Casa San Pablo a ver la obra de teatro “Tierra”.
Y debo confesar que el mensaje clave de esta musical llevado a las tablas está tan bien definido, pues en cada escena la Fundación Teatro E-fusión nos recuerdan que la vida es un todo, que el equilibrio de los elementos -aire, agua, fuego, tierra- se conjuga cuando el ser humano viven en perfecta armonía con la naturaleza.
En esta historia, los portavoces fueron Adabel Abreu y Joan Alejandro, quienes con sus voces infantiles lograron convertirse en la conciencia que con frecuencia nos replica ¿qué estamos haciendo para mantener con vida el hogar bonito que Dios nos creó?
Así es. Con su libro en mano que los lleva a otra dimensión, estos dos pequeños que pertenecen a la generación i- del Internet, ipod, iphone-, fueron los emisarios elegidos para conmovernos, convencernos y movernos de nuestra zona de confort con el firme propósito de actuar… porque aún estamos a tiempo de salvar nuestro planeta.
Esta propuesta músico-teatral, de poco más de una hora es generosa al recordarnos que durante siglos inmensurables, la madre Tierra nos ha amamantado con sus frutos, nos ha calmado la sed con el agua y nos ha refrescado con la lluvia.
Hago esta afirmación, porque el sábado 12 de marzo decidí aceptar mi auto invitación de ir a Casa San Pablo a ver la obra de teatro “Tierra”.
Y debo confesar que el mensaje clave de esta musical llevado a las tablas está tan bien definido, pues en cada escena la Fundación Teatro E-fusión nos recuerdan que la vida es un todo, que el equilibrio de los elementos -aire, agua, fuego, tierra- se conjuga cuando el ser humano viven en perfecta armonía con la naturaleza.
En esta historia, los portavoces fueron Adabel Abreu y Joan Alejandro, quienes con sus voces infantiles lograron convertirse en la conciencia que con frecuencia nos replica ¿qué estamos haciendo para mantener con vida el hogar bonito que Dios nos creó?
Así es. Con su libro en mano que los lleva a otra dimensión, estos dos pequeños que pertenecen a la generación i- del Internet, ipod, iphone-, fueron los emisarios elegidos para conmovernos, convencernos y movernos de nuestra zona de confort con el firme propósito de actuar… porque aún estamos a tiempo de salvar nuestro planeta.
Esta propuesta músico-teatral, de poco más de una hora es generosa al recordarnos que durante siglos inmensurables, la madre Tierra nos ha amamantado con sus frutos, nos ha calmado la sed con el agua y nos ha refrescado con la lluvia.
Pero, también nos reprocha que hoy, sus hijos e hijas caminamos tan de prisa –que le hemos dado la espalda y nos olvidamos de la palabra amor tiene una correspondencia de doble vía. Y así lo confirma la frase: No se cuida lo que no se ama, y no se ama lo que no se conoce.
He ahí, donde Eudys Cordero, productor ejecutivo de esta obra se engrandece. A través de un drama que nos transporta a la trágica realidad que viviremos el día que la tierra erosionada se quede sin oxigeno, deje de girar y perezca toda manifestación de vida.
Entonces, la madre Tierra sube más la intensidad de su sermón cuando vuelve a preguntarnos ¿Qué estamos haciendo para detener esto?, ¿Qué estamos haciendo para que las generaciones del presente y el fututo gocen de un planeta saludable?
Este dramático mensaje y -en momentos salpicado de humor-, fue muy bien recreado y actuado por 42 jóvenes a través de la pantomima, el teatro negro, la danza clásica y contemporánea y la música.
Al finalizar esta función, Eudys Cordero, dijo que esta obra hecha por el ministerio de teatro E-fusión y por todas las personas que la apoyaron hasta el momento de su puesta en escena busca sensibilizar al pueblo dominicano para que seamos partícipes de la protección de nuestros recursos naturales.
Luego, el auditorio hizo un minuto de silencio en solidaridad con Japón, hermano país de que desde el viernes pasado vive las consecuencias del terremoto más devastador en su historia.
La reflexión final sigue siendo la del principio: la tierra es tuya, de él, de ella, mía, nuestra. Por ende, nuestro deber es amarla con hechos: preservando todo ser vivo que nos rodea.
Entonces, la madre Tierra sube más la intensidad de su sermón cuando vuelve a preguntarnos ¿Qué estamos haciendo para detener esto?, ¿Qué estamos haciendo para que las generaciones del presente y el fututo gocen de un planeta saludable?
Este dramático mensaje y -en momentos salpicado de humor-, fue muy bien recreado y actuado por 42 jóvenes a través de la pantomima, el teatro negro, la danza clásica y contemporánea y la música.
Al finalizar esta función, Eudys Cordero, dijo que esta obra hecha por el ministerio de teatro E-fusión y por todas las personas que la apoyaron hasta el momento de su puesta en escena busca sensibilizar al pueblo dominicano para que seamos partícipes de la protección de nuestros recursos naturales.
Luego, el auditorio hizo un minuto de silencio en solidaridad con Japón, hermano país de que desde el viernes pasado vive las consecuencias del terremoto más devastador en su historia.
La reflexión final sigue siendo la del principio: la tierra es tuya, de él, de ella, mía, nuestra. Por ende, nuestro deber es amarla con hechos: preservando todo ser vivo que nos rodea.
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