La
pieza concluye hoy sus presentaciones en la Sala Ravelo. No es teatralmente
saludable, perdérsela.
José Rafael Sosa
Santo
Domingo.- No siempre ocurre. No es común que el curso de
los hechos en torno al teatro, escapan del esquema conocido, saltan sobre las propuestas de su
mercadeo comercial, siendo más que lo que ofertan y que obvian el facilismo de tener en su elenco a figuras
con prestigio transferido y se encamina
a lograr el milagro de presentar lo que nunca antes se ha visto, se enrumba en
violar las normas tradicionales del orden sucesivo de los parlamentos que se
producen uno sobre el siguiente contrario a lo establecido en las cátedras de
interpretación teatral.
Suele pasar que, a veces, el teatro abandona sus rutas
acostumbradas y hace penetrar su estilete afilado, necesario y doloroso en
nuestras cicatrices y nos hace ver la realidad propia, enunciada por dos
personajes creados en la imaginación pero que reflejan la trágica cotidianidad
de millones de parejas, aun cuando no siempre se encuentra quien levante el
drama a una puesta en común. Es un teatro que, con la excusa del espectáculo,
nos hace encontrarnos con el lado no vendible de nosotros mismos.
El Tao del Sexo (Ignacio Apolo y Laura Gutman, Premio Casa
de las Américas, 2012) nos sorprende por su novedad, por su fuerza de lo
escenográficamente inédita, por su impronta estética, que rompe esquemas de
figuración y que revisa normas
elementales tenidas en la academia como inviolables. Como montaje teatral. El
tao del sexo e uno de los cinco mejores en el país, presentados hasta el
momento.
Francis Cruz (Eugenio) y Kenia Liranzo (Malena), una pareja
teatral que se une por vez primera en escena, evidencian fidelidad al texto de
Apolo y Gutman, autores del empeño dramático que se luce en la sala Ravelo, a
pesar de tener solo un fin de semana de funciones, que concluye mañana domingo
8 de marzo, no casualmente Día Internacional de
la Mujer, porque en su esencia, la trama recorre el mundo invisible y subjetivo
de una mujer que se sabe ignorada por los mandatos de un patriarcado que no la
enfoca como sujeto de atención por lo
que sobrevienen la soledad y la búsqueda de compensaciones circunstanciales.
Cruz y Liranzo, que se pisan mutuamente en sus diálogos
presentados circularmente cada vez con ritmos e intenciones distintas, siendo los mismos, para
convencernos como público del ciclo de laberintos sin salida, ni luces. Ambos violan los principios que aprendimos en
la Escuela de Teatro y que mandan a nunca “pisar” los diálogos de los otros
personajes, pero la forma en que lo hacen, las tonalidades que logran en cada
vuelta son distintas, asertivas y ofrecidas como parte de espectáculo signado
por su valor y su inteligente.
La
dirección
La clave de este éxito radica en la dirección de Manuel
Chapuseaux novedosa, enérgica y matizada
por una actitud de creación que le
recuerde los proyectos del inicio, los de antaño, cuando no se era una ficha
reconocida de la industria y su nombre tenía una ventaja: añadía atractivo comercial
a cualquier presentación escénica, sin restar valor a sus montajes comerciales,
que al final, son teatro dulcificado, pero teatro.
La calidad de Chapusaux como director, a partir de
experiencias como El tao del sexo, reafirma los principios que dieron origen a
una actitud y que afirmaron una carrera marcada por el deseo de transmitir
acontecimientos tomados de la realidad,
para hacer valido el propósito del teatro: comunicar historias en el tono mejor
del arte de la escena.
La obra
El Tao del Sexo es
la segunda obra teatral del dramaturgo Ignacio Apolo y fue escrita junto a la psicoterapeuta familiar argentina Laura
Gutman. Apolo es un dramaturgo, escritor y docente argentino, titular
de Dramaturgia en la Escuela Magistral de Arte Dramático, profesor en la
Diplomatura en Dramaturgia de la Universidad de Buenos Aires.
La pieza ganó el
Premio Internacional de Teatro de Casa de las Américas en 2012 y en 2014 obtuvo
del Premio Instituto Nacional de Teatro, de Argentina.
Laura Gutman es psicóloga,
terapeuta familiar autora de una docena de libros de altas ventas en Estados
Unidos y América Latina.
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