martes, 19 de agosto de 2014

ÁGORA MALL Realizó su Tertulia Café Literario Internacional

Verónica Sención, junto al profesor Juan Bosch y Pedro Mir, atrajo a Guayasamín al Hostal para que su arte estallara en la retina de cada uno como un cristal ante la soledad de la noche y la soledad del mundo.
La tertulia “Café Literario”  de Ágora Mall, tuvo como Invitada de Honor a la Embajada de la República de Ecuador, en ocasión de la celebración de su fecha de independencia y rindió un Homenaje al gran Maestro de la pintura Oswaldo Guayasamín sobre quien compartieron sus opiniones, testimonios, aportes al arte universal, su vida política y su amor por la República Dominicana.
Participaron como exponentes S. E. Carlos López Damm, Embajador de Ecuador, la prestigiosa crítica de Arte Marianne de Tolentino, Dra. Milagros Ortiz Bosch, Ex Ministra de Educación; y el Dr. Lino Peña. 
El “Café Literario” contó con el patrocinio de  DOLCE ITALIA y  EL CAFÉ LAVASSA y se realizó en su acogedor ambiente, de exclusivo Ristorante, Pizzería y Gelatería, de  El Jardín, y tuvo la coordinación de la reconocida gestora cultural, editora, marchante de arte Verónica Sención, y la conducción de la escritora e Investigadora Literaria Ylonka Nacidit-Perdomo.

Estuvieron presente en esta ocasión los señores embajadores, S. E. Raúl Pollak, de Uruguay, y S. E. Fernando Barrera, de Chile. Además, Dr. Enmanuel Esquea Guerrero y Jacqueline Viteri.; Dr. Jorge Subero Isa y Francia de Subero, Sra. Purísima de León Directora del Centro Cultural Santo Domingo, el Sr. Abil Peralta Agüero, crítico de arte, el fotógrafo Pedrito Guzmán y Mildred Canahuate Directora de la Galería Arawak, entre otros.
Participaron como anfitrionas de la actividad las señoras Silvia Rosales, Administradora de Ágora Mall, Kenia Bisonó, Gerente de Mercadeo y la Coordinadora de Eventos Culturales, Keila Ulloa.
La Coordinadora del Café Verónica Sención, habló de su amistad con el Maestro de la Pintura Universal Oswaldo Guayasamín, a través del Profesor Juan Bosch, quien mantuvo una amistad con el artista hasta los últimos días de su vida.
Gracias a esa relación llegó el gran artista a considerar el Hostal Palacio Nicolás de Ovando como un  hogar  en Sto. Dgo., donde se alojó con toda su familia en cada viaje realizado al país y lugar en el que se realizaban desayunos, almuerzos y tertulias para hablar de la solidaridad de los pueblos de América.
En esas actividades convergió gran parte de la clase artística e intelectuales y  los artistas plásticos  del país y el extranjero, entre ellos cabe mencionar al Poeta Nacional Don Pedro Mir, Iván Tovar, Guillo Pérez, Antonio Guadalupe, Marianela Jiménez. Soucy de Pellerano ,Elsa Núñez  Ángel Haché, Rosa Távarez , Marianne de Tolentino, Abil Peralta Agüero , José del Castillo, el Dr. César Mella, Dr. Fernando Sánchez Martinez, el reconocido fotógrafo Pedrito Guzmán, el Dr. Diómedes Núñez  Polanco . Ylonka Nacidit Perdomo, Chiqui Vicioso, Mateo Morrison y Monna Lisa Sención, de Puerto Rico con Don Ricardo Alegría y el Dr. José Ferrer Canales,  de Cuba Armando Hart, Eusebio Leal, Roberto Fernández Retamar y de Haití con el Embajador Guy Alexander, entre otros  amigos, con los que el invitado quería compartir todo lo concerniente al movimiento artístico de esos años en los países amigos.
En el año 1993, el artista realizó una importante exposición en la Galería de Arte del Hostal Nicolás de Ovando con una importante presentación a cargo del Poeta Nacional, Pedro Mir y donó algunos fondos a la labor que hacíamos con los jóvenes pintores de los años noventa.
A través de estas visitas y su amistad con el Profesor Juan Bosch y Doña Carmen Quidiello, se consolidó  el compromiso de solidaridad con todos los países  hermanos.
En el año 1992, El Maestro Oswaldo Guayasamín y el profesor Juan Bosch recibieron de manos del Dr. Julio Ravelo Astacio el reconocimiento más importante que otorga la Universidad Autónoma de Sto. Dgo, el Doctorado Honor y Causas, evento inolvidable para el pueblo dominicano.
Ylonka Nacidit-Perdomo expresó: Conocimos a Oswaldo Guayasamín a través de Verónica Sención. En la Tertulia del Hostal Nicolás de Ovando, en la legendaria calle de Las Damas, era el año de 1993, el mes de noviembre, y para los que acudíamos al Hostal detrás de la palabra  con deseo de respirar libertad, nos llevamos la sorpresa de que Oswaldo Guayasamín estaba allí, y que trajo consigo la diversidad y los rasgos étnicos indígenas en su pintura. Fue su presencia  como si llegara desde el viento la inspiración, y su labor de artista un aliento al máximun para que en nuestro  bosque interior ninguno pudiera omitir ese retrato fiel que somos de dualidad no asumida.
Dolor y miseria, destrucción y ataduras son los presagios que los pueblos tienen y traen con la fragilidad de su inocencia ante las criaturas que se dejan llevar  por la irracionalidad de la violencia, la explotación del hombre por el hombre, y la  mala fe del capitalismo.

Verónica Sención, junto al profesor Juan Bosch y Pedro Mir, atrajo a Guayasamín al Hostal para que su arte estallara en la retina de cada uno como un cristal ante la soledad de la noche y la soledad del mundo, como esperanza viva ante la tensión de la angustia sin fin de los pueblos de América. Un lienzo de Guayasamín, vuelvo y repito, era una fibra óptica desnudada de prejuicios, era una manera de resistencia, su arenga silenciosa, aparentemente inmóvil, de la grandeza de su grito, como profundo clamor, triste, sollozante ante la miseria humana. Era como si la paleta del Maestro meditara ante el desequilibrio trágico del mundo, porque él no era un espectador taciturno ni un instigador rabioso, era un poeta de evocaciones, que duelen, que duelen en la realidad y en el sueño.

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